miércoles, 26 de octubre de 2016

Un país dividido así mismo, no prevalece por mucho tiempo

Ya hace más de 2 mil años lo dice la biblia “un reino dividido no prevalece”

Por Eber Huezo
 El Salvador es un país cuyos habitantes le echan ganas para salir adelante y superarse, pero tiene una clase política marcadamente dividida que busca polarizar, que vuelve a la gente unos contra otros y que han hecho de la política un modo de vivir. Son éstos los que lejos de dar soluciones a los problemas del país los agravan con sus corrientes ideológicas  antagónicas  externadas por sus líderes, cuya injerencia llega a los órganos del estado y, hoy por hoy, llevan al país a la ingobernabilidad, a una situación que lejos de mantener al país a flote, lo lleva a una situación crítica, económica y social desesperante.

La polarización no es nueva, se viene arrastrando desde que se les quitó el poder a los militares y se bajó del pedestal a las 14  enriquecidas familias que tenían en sus manos el destino de El Salvador. Pero debemos reconocer que el país era más productivo y  se ubicaba entre los más industrializados de Centro América, menos índices de delincuencia y  flujos migratorios del campo a la ciudad y del país hacia los Estados Unidos, y con una moneda estable.
No añoro esos tiempos, lo digo en el contexto de la inestabilidad que existe hoy en nuestro país; una inestabilidad causada por la polarización de sectores que no quieren aceptar que los tiempos han cambiado, y que interpretan la democracia por libertinaje y la libre expresión por chantaje, para sacar ventaja a sus propios intereses.
Hemos tenido gobiernos  oportunistas en el pasado y en la actualidad  uno que no ha sabido administrar los bienes del estado con eficacia, que gasta más de lo que percibe y que ha llevado al país a punto de la quiebra; pero también tenemos una oposición política oportunista, que estuvo en el gobierno durante 20 años, y que para echar adelante sus programas tuvieron que vender los bienes del estado a los extranjeros. Estos quieren sacar provecho de la inexperiencia de la izquierda que, lejos de contribuir a solucionar los problemas de la Nación, toma ventaja para desgastarlo políticamente y presentarse como “el salvador” de la economía del país en las próximas elecciones.
 Así trabajan los partidos políticos y así seguirá funcionando, mientras se agrava una situación de iliquidez, que permitirá un resquebrajamiento económico sin precedentes.
Me da mucha pena porque desde hace muchos años hay intentos de diálogo para consensar acuerdos entre los diferentes sectores que han quedado plasmados en el papel; los periodistas fuimos testigos y los tenemos registrados en nuestros archivos, pero nunca vimos evidencias de cambio; todo lo contrario, se suman estrategias y acciones que permiten manipular  las  mentes de la gente para defender sus propios intereses.
Esto es lo que se evidencia en la oposición y las asociaciones  empresariales; buscan desgastar al partido en el gobierno –y lo están logrando-, de ponerlo entre la espada y la pared. Y se puede percibir en la declaración de emergencia por el presidente Salvador Sánchez Cerén para que la Asamblea le apruebe $1,200 millones en emisión de bonos antes de que finalice el presente año, es una prueba que el gobierno está en crisis.
No me pidan pruebas, vayamos a los hechos y a lo evidente, a lo que todos los salvadoreños en el país y en el exterior estamos viendo; se pide  la emisión de bonos, y los bonos son emisiones negociadas públicamente en las que los poseedores prestan dinero al emisor. Se piden reformas para echar mano de las pensiones de los trabajadores,  sin dar garantías que esos fondos regresarán con los intereses respectivos a los pensionados.
Si a esto le agregamos que El Salvador tiene una deuda externa que de acuerdo a datos del Banco Central de Reserva asciende a $16,142.0 millones, de los cuales el 58%  se los han prestado inversionistas privados, que cobran intereses de entre  el 3 y el 6%, no podemos deducir más que las cosas van de mal en peor.


Hacer reformas a la ley de pensiones, incrementar los impuestos para encontrar soluciones a la situación financiera, son salidas desesperadas, lo cual se califica como un abuso de poder, porque se quiere echar mano de un dinero que no les pertenece, sino que es de los trabajadores, que día a día trabajan arduamente, arriesgando sus vidas en ir y venir para ganarse el pan de cada día para sus familias. Es como que le den un dinero a guardar a alguien y éste alguien se lo gasta sin tener una garantía que lo va a devolver cuando se lo pidan, esto realmente es una actitud irresponsable.
Pero también es un acto irresponsable no contribuir con ideas para solucionar los problemas. Si tenemos problemas de iliquidez, los recortes son una buena idea, como recortar el sueldo de los políticos que año a año se lo suben en cantidades  exageradas, y la solución no es despedir gente de sus empleos, ni recortar los programas de seguridad, la salud y otros puestos de trabajo indispensables para la población.
Estoy de acuerdo en darse subsidios, pero estos deben ser selectivos, no populares, en echar andar programas educativos que permitan a la gente de bajos recursos mejorar su condición de vida, pero no a regalar el dinero a diestra y siniestra hasta caer en una condición de insolvencia como lo estamos viendo hoy.
En este sentido, la oposición no está siendo sincera al llamado del gobierno al diálogo, porque faltando a su palabra, a que el Gobierno haga recortes presupuestarios que afecten al pueblo salvadoreño,  a cambio de dar sus votos para resolver la grave crisis fiscal de nuestro país, ahora dentro de las exigencias van más allá, pide eliminar todos los subsidios y no selectivos, hacer recortes de personal masivos en la PNC  y el Ministerio de Salud.
También pide recortes a la Educación, eliminar todos los escalafones, eliminar los paquetes escolares, becas y el programa "Vaso de Leche" (que es básicamente alimentar a los niños y jóvenes escolares), aumentar el IVA en un 15% y eliminar el programa "Ciudad Mujer", que da atención integral a las mujeres de nuestro país, puesto que la oposición considera que todos estos programas que van en beneficio de la población son un total despilfarro y son completamente innecesarios.
Con estas exigencias solamente veo que la oposición como partido político mantiene a filo su estrategia de desgaste político, porque sabe que si esos programas se cortan, las consecuencias serán de protestas masivas, lo cual pondría en más aprietos al gobierno, y ganarse ellos un voto seguro para las futuras elecciones.  Insisto en que no hay voluntad clara de buscar soluciones; se busca dar el tiro de gracia, una estrategia ideológica y políticamente bien planeada.
Pero el tiro puede salírseles por la culata, los salvadoreños sabemos quiénes de verdad trabajan por nuestros intereses y quiénes pretenden seguirse aprovechando de lo poco que le queda al país. Creo que es tiempo de pensar en partidos alternativos que demuestren su vocación de servirle al pueblo, solo así, quizás, terminemos con esta polarización que hunde a nuestro país cada día.
fotos tomadas de Diario 1

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