Por EBER HUEZO
A casi 400 años
después que los primeros peregrinos llegaron a tierra americana allá por el año 1620 como refugiados que habían huido de la
persecución y la violencia, muchos ciudadanos hoy en día no han
olvidado que en la historia de los Estados Unidos, la compasión
hacia los inmigrantes ha sido unos de los distintivos que les ha
acompañado, reconociendo que ellos con su esfuerzo y trabajo han
hecho de este país una nación grande que sobresale como potencia
mundial.
El movimiento
cristiano revivalista de las décadas de 1730 y 1740, conocido como
«el Gran Despertar», alimentó el interés en temas como la
religión y la libertad de culto y que posteriormente fueron
plasmados en la Constitución sobre la libertad de expresión y que
practicamene garantiza
que las personas se
expresen libremente (sin temer las represalias del gobierno).
La libertad de
expresión produce autonomía y libertad, permite la gobernabilidad
así como la discusión abierta en temas de interés público entre
los ciudadanos conduce a gobiernos más transparentes y
representativos, a ideas más tolerantes y a sociedades más
estables.
La historia ha
demostrado que gobernar autoritariamente mediante prohibiciones no
fomenta la democracia, todo lo contrario, coarta la libre expresión
y atemoriza a la gente causando pánico masivo. Por eso los
redactores de la Constitución de Estados Unidos reconocieron que
cuando el gobierno impone medidas extremas sin tomar en cuenta a sus
ciudadanos, éstos se ven forzados a tratar dichos temas en secreto, el
cual, de alguna manera, contribuye a la desestabilización.
Al permitir que
las personas manifiesten sus opiniones, sin importar el grado de
desacuerdo que pueda tener entre el Gobierno y los ciudadanos, esto
contribuye a promover la transparencia y la estabilidad social.
Estados Unidos
protege el derecho a la libertad de religión a través de la Primera
Enmienda de su Constitución, la cual estipula que “el Congreso no
promulgará ninguna ley que se aboque a la adopción de una religión
o que prohíba el libre ejercicio de la misma; o que coarte la
libertad de expresión o de prensa, o el derecho del pueblo a
reunirse pacíficamente y a solicitar al Gobierno la reparación de
agravios”.
La Constitución de
Estados Unidos protege incluso las manifestaciones más ofensivas y
polémicas contra la represión del Gobierno, y permite la
reglamentación de la libertad de expresión solo en ciertas
circunstancias limitadas y específicas. El sistema estadounidense se
basa en la idea de que el libre intercambio de ideas fomenta el
entendimiento y la búsqueda de la verdad y permite refutar las
falsedades.
En su discurso de
Acción de Gracias en noviembre pasado, el ex presidente Obama dijo
estas palabras: “Lo que hace que América sea América, es que
ofrecemos esa oportunidad. Le ofrecemos la luz de la Estatua de la
Libertad al mundo, y ampliamos nuestro círculo para decir que todos
los hijos de Dios son dignos de nuestra compasión y cuidado. Eso es
parte de lo que hace este país el mejor país del mundo”.
Lo anterior es una
verdad irrefutable, si tomamos en cuenta que los primeros
colonizadores de lo que es hoy los Estados Unidos profesaban la fe
cristiana y que posteriormente adoptaron los legisladores para hacer
leyes que garantizaran que el país conviviera con esos principios
cristianos.
La compasión el
diccionario lo define de la siguiente manera: "Sentimiento de
ternura y lástima por las desgracias de los demás". Pero los
principios cristianos define la compasión como un sentimiento que
transforma y que lo lleva a accionar a favor de los necesitados. En
otras palabras, la
verdadera compasión
nos lleva a identificarnos con el dolor del prójimo, de tal manera
que hacemos nuestra su condición o situación; nos colocamos en su
lugar; eso nos motiva y nos provoca a actuar y a hacer lo que nos
corresponde.
"Si un hermano
o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento
de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y
saciaos, pero ne les dais las cosas que son necesarias para el
cuerpo, ¿de qué aprovecha?"Stgo.2:15-17.
"El que tiene
bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra
contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? ... No
amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad" Juan
3:17-18
En ese sentido, es
controvertido el hecho que el Presidente Donald Trump haya
juramentado sobre dos biblias y a poco de una semana haya firmado una
orden ejecutiva controversial contra los inmigrantes de siete
naciones, y tenga la intención de deportar a millones de refugiados
latinoamericanos que hemos venido huyendo de la violencia y del
hambre.
Estoy de acuerdo que
como Presidente del país tenga que tomar medidas para proteger a sus
ciudadanos, pero no está bien que los justos paguen por los
pecadores. Las leyes tienen que ser justas y no es justicia separar
familias, no es justo negar refugio a los verdaderos desamparados y
no es justo regirse por las actuales leyes de inmigración, cuando
todos sabemos que necesitan reformarse para cumplir sus cometidos y
ajustarse a la nueva realidad.
También estoy de
acuerdo en que el Presidente Donald Trump tome medidas más estrictas
para la entrada de inmigrantes de siete países cuya población
profesa la religión musulmana, dada la incidencia de hechos
terroristas que han dejado muerte y dolor en los Estados Unidos, pero
generalizar cuando la gran mayoría de inmigrantes de esos países es
gente buena que vino en busca de oportunidades al igual que todos los
inmigrantes, no es correcto.
Creo que el
Presidente Donald Trump tiene buenas intenciones de seguir haciendo
de los Estados Unidos un gran país, pero tiene que recordar sus
limitaciones y respetar los principios que han regido a esta nación.
Por otro lado, los
países que integran las Naciones Unidas también deben ser solidarias
con los refugiados y no esperar que solo los Estados Unidos cumpla
sus obligaciones. Los gobiernos latinoamericanos y del mundo deben
evitar en lo posible que la gente salga huyendo por causa del hambre
y la violencia, porque esto solo demuestra su incapacidad para
resolver sus problemas.
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